CABA: Una herramienta importante para trabajadores independientes

La ley de talleres domiciliarios es una herramienta importante para que miles de trabajadores independientes puedan legalizar sus tareas y productos, lograr una mejor inserción en los mercados, tener su jubilación y un espacio de trabajo seguro para ellos y para sus empleados.

Por iniciativa del legislador porteño por el gen, Sergio Abrevaya, la ley da un marco para legalizar el domicilio como espacio para producir bienes y servicios de manera legal. Mucho se ha hablado de las empresas de Garage, pero para eso hay que poder habilitar el garage para que la actividad sea legal.
En los países con salarios bajos, las producciones se realizan en grandes factorías con cientos de personas haciendo tareas repetitivas. Recordamos el derrumbe en Bangladesh de una fábrica que dejó 1000 muertos y 2000 heridos. Pero en los países con salarios altos, la forma de producir es en pequeñas unidades de negocio, que se entrelazan entre sí para hacer productos para las grandes marcas de indumentaria. Por ejemplo, Italia tiene una ley de Artesanato que no es muy diferente a la ley de talleres implementada en CABA.
Esto permitirá que si alguien sabe hacer tortas y las quiere hacer en forma comercial y venderlas en las confiterías del barrio, lo podrá hacer habilitando su cocina y teniendo las normas de higiene correspondientes para que todos se sientan seguros. Si un estudiante sale del secundario técnico y compra un torno para darle servicios a industrias de su vecindario mientras paga sus estudios universitarios; podrá hacerlo, pero deberá tener un tablero acorde al consumo eléctrico y darle seguridad a sus compañeros a quienes llamó para que lo asistan y también puedan ganar un dinero extra.
Reparar computadoras o teléfonos celulares, coser ropa a medida, hornear galletitas personalizadas, tener una tapicería, taller de carteras o aparado de calzado son algunas de las tantas actividades que pueden desarrollarse.
Ahora es necesaria una ley nacional para estos emprendimientos, donde las relaciones laborales no son de un empresario a un trabajador, sino que son entre trabajadores, donde haya un sistema simplificado para el pago de las cargas sociales, más parecido al del trabajo domiciliario que a la de una gran empresa, siempre manteniendo los derechos del trabajador y el trabajo dentro del convenio que le corresponde.

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